Cuadernos de Política Exterior Argentina (Nueva Época), 142, Julio-Diciembre 2025
ISSN 1852-7213 (edición en línea)
pueden afectar los destinos globales. Los Brics (Brasil, Rusia, China, India), Turquía, Arabia
Saudita, Irán o Etiopía, creen tener suficiente fortaleza como para influenciar la agenda
internacional. Sin embargo, hoy se percibe más confusión que certeza. La defensa se entremezcla
con la seguridad y el terrorismo, la criminalidad organizada, el cambio climático, la discriminación
positiva del género femenino o de los LGTB, las migraciones, etc. Todos estos elementos ocupan
el lugar que en la Carta de las Naciones Unidas tenía la búsqueda de una paz global. Pese a que
Tomassini (1987, p. 127) auguraba una etapa de lucidez y modernidad de los Estados
Latinoamericanos, debido a la creciente complejidad del escenario internacional en un mundo
interdependiente, un incremento de la política exterior tanto en lo externo como en el plano interno;
y la proliferación de las áreas de articulación internacional, la realidad es que los logros regionales
han sido modestos y en muchas ocasiones, errados.
La Inteligencia Artificial (IA) presenta dilemas que aún no han sido resueltos. Desde la
intromisión electoral hasta las violaciones de datos y los ciberataques, los acontecimientos
recientes han demostrado que la tecnología está cambiando la forma en que pensamos sobre la
privacidad, la seguridad nacional y tal vez incluso la democracia misma (Filgueira, 2023). El temor
a la IA está radicado en las deepfake, la posibilidad de informar en base a fuentes falsas, y se
propagan sin ningún tipo de límite (Alonso-González y Sánchez Gonzales (2024).
La IA no es una herramienta mágica. Las dictaduras no se modifican pese a la avalancha
de celulares, al internet no acceden muchos ciudadanos, especialmente en países autoritarios, el
control de la información y la difusión de desinformación, confunde a muchos ciudadanos. Por
ejemplo, la comunicación callejera durante la Primavera Árabe derrocó a los dictadores, pero no
condujo a la democracia. Las mismas redes sociales que convocaron a miles de personas también
han socavado la confianza en las noticias tradicionales, y los medios de comunicación cotidianos.
Se difunde desinformación y en consecuencia, las minorías se ven desprotegidas.
El reto actual es determinar el destino y los usos que se dan a nuestros datos. Mientras
Europa ha introducido estrictas normas de protección de datos que otorgan a las personas un mayor
control sobre cómo se almacena su información personal: La Ley clasifica las aplicaciones de IA
en tres categorías de riesgo. Primero, se prohíben las aplicaciones y sistemas que supongan un
riesgo inaceptable. Segundo, las aplicaciones de alto riesgo, están sujetas a requisitos legales