Cuadernos de Política Exterior Argentina (Nueva Época), 138, diciembre 2023, pp. 143-147
ISSN 0326-7806 (edición impresa) - ISSN 1852-7213 (edición en línea)
Reseña
PEREYRA DOVAL, Gisela; LUCCA, Juan Bautista; IGLESIAS, Esteban y
PINILLOS, Cintia (editores). 2023. El Brasil de Bolsonaro en español. Buenos
Aires: Prometeo, 271 pp.
Este nuevo libro, coordinado por colegas que integran el Centro de Estudios Comparados (CEC)
de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (Universidad Nacional de
Rosario), mantiene continuidad con otra publicación, también referida a Brasil, que abordó la
crisis que puso fin al gobierno de Dilma Rousseff en 2016.
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El libro que comentamos en esta ocasión prosigue esa línea de indagación internándose en el
fenómeno del bolsonarismo que emergió precisamente, luego de esa crisis. A través de sus 271
páginas aporta valiosa información y reflexiones que brindan las coordenadas necesarias para
acercarnos a este fenómeno y comprender su surgimiento y permanencia en la escena política
brasileña.
El libro contiene una introducción de sus editores, 17 capítulos y un epílogo, reuniendo a
numerosos especialistas de América Latina y Europa familiarizados con la problemática de
Brasil. Los textos transitan una gran variedad de cuestiones que resultan indispensables para
entender este fenómeno que sacudió al vecino país a partir de 2018 y puso en alerta al resto de
la región. Populismo, neofascismo, polarización, religión, género, redes sociales, política
exterior, política económica, política ambiental, dinámica partidaria, la cuestión militar,
presidencialismo de coalición, son algunos de los temas abordados, cubriendo diferentes aristas
y vías de entradas para dar cuenta de un mismo fenómeno
No brindaremos una reseña de cada capítulo –aunque sin dudas la merecen-, pero en cambio
expondremos algunas reflexiones que fueron gestándose bajo el estímulo de esos textos, a
medida que avanzábamos en su lectura.
1. El libro acierta en conectar permanentemente el corto plazo con el largo plazo, es decir, busca
entender el bolsonarismo como un fenómeno actual que hunde sus raíces explicativas en el
pasado, en la historia política de Brasil. Esto está expresado en la Introducción pero varios de
sus capítulos también destacan la necesidad de una mirada retrospectiva que enlace presente y
pasado.
2. Diversos capítulos coinciden en resaltar el peso del pasado y la presencia del
conservadorismo, religiosidad, militarismo, patriarcalismo y patrimonialismo como rasgos que
subyacen en los valores defendidos por el bolsonarismo.2 Sin embargo, los textos muestran que
esos elementos aparecen remozados mediante el empleo de nuevos modos de llegar al
electorado, haciendo un uso eficiente de las redes sociales, y creando un mix entre lo viejo y lo
nuevo que es retratado adecuadamente en varios capítulos. Especialmente, el texto escrito por
Esteban Iglesias y Sebastián Castro Rojas, describe una forma de gobierno basada en la
movilización político-digital que reconfigura la escena pública de una manera novedosa. Como
antes sucedió con Trump, también Bolsonaro ha buscado eludir formas tradicionales de
mediación -que estos líderes consideran parte del establishment-, explotando otro modo de
llegar a un público amplio sin requerir el apoyo de los medios de comunicación convencionales.
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Juan B. Lucca, Esteban Iglesias y Cintia Pinillos (Comps.). Política Brasileña en Español. De la crisis
al impeachment. Paraná: Editorial de la Universidad Nacional de Entre Ríos (EDUNER). 2019.
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3. El libro reúne varios capítulos que intentan tipificar el fenómeno del bolsonarismo, buscando
construir conceptos que vayan más allá de los etiquetamientos que pueda recibir en la disputa
política cotidiana. Cuando nos alejamos de las consignas, propias de esa puja, se impone la
necesidad de hallar alguna categoría analítica que nos permita captar los rasgos originales de
este fenómeno. En el libro son varios los intentos por ponerle nombre al bolsonarismo, y eso lo
observamos en el capítulo de Thomas Kestler, que adopta el concepto de “populismo de derecha
radical” inspirado en los aportes de Cass Mudde, y también, en el texto de Andrea Avila
Serrano que opta por caracterizarlo como neofascista, siguiendo a Armando Boito Jr. Esta
misma preocupación reaparece en el capítulo de Dolores Rocca Rivarola y en varios capítulos
más, aunque sin convertirlo en el objeto del escrito como sucede en los dos primeros capítulos
mencionados anteriormente. Esto deja abierta una discusión acerca de la naturaleza política del
bolsonarismo y también reabre un viejo debate acerca de la conveniencia de acuñar nuevos
conceptos o seguir apelando a viejas categorías anteponiéndole el prefijo neo para remarcar su
especificidad histórica y diferencias con el pasado.
4. Otros capítulos indagan el sustrato ideológico de las políticas impulsadas por Bolsonaro. Por
un lado, José Giavedoni analiza los fundamentos neoliberales de la política económica de Paulo
Gueddes y la justificación de la desigualdad como contracara inseparable de aquella, pero las
implicancias de esta concepción anti-igualitaria son retomadas por Mariana Berdondini en un
capítulo que analiza la retórica anti-género y anti-derechos y el giro que se les imprimió a las
políticas en esta materia, echando por tierra muchas conquistas democráticas de los años
anteriores.
Estos elementos ideológicos, presentes en el discurso y en diversas iniciativas gubernamentales
(sostenidas preferentemente por el entorno familiar cercano a Bolsonaro), se mantuvieron en
tensión con el pragmatismo observado en ciertas áreas de gobierno, especialmente entre sectores
militares y responsables de la política económica. Gisela Pereyra Doval y Emilio Ordoñez
analizan esta “convivencia incómoda” dentro del gobierno, pero también reconstruyen el modo
en que esa tensión se manifestó en la política exterior de Brasil, identificando momentos
guiados por la ideología y otros por el pragmatismo. El predominio de uno u otro enfoque
sostienen ambos autores-, fue variando según el grado de acercamiento a EE.UU. (más estrecho
durante el gobierno de Trump, más distante a partir de Biden), y el nivel de aislamiento
internacional del país.
5. La ingeniosa pregunta que da título al capítulo de Juan Lucca (¿Un Brasil para Bolsonaro o
un Bolsonaro para Brasil?), resulta muy atinada pues la irrupción de este ex capitán del Ejército
en la escena política brasileña “no fue un rayo caído en un cielo sereno”, numerosas señales
presagiaban un fenómeno de este tipo, contando con condiciones sociales y culturales que
abonaban el terreno para su surgimiento.
La aparición y súbito ascenso del bolsonarismo en 2018 y su consolidación como una fuerza
competitiva en las elecciones de 2022, permiten pensar a esta corriente como un guante que
encaja perfectamente con ese Brasil tradicional, militarista, religioso y conservador retratado en
varios capítulos del libro. Pero Brasil también es hoy una sociedad partida en dos, con otra
mitad cosmopolita, plural y abierta a la diversidad de expresiones, que no se siente representada
por Bolsonaro. Él es un exponente fiel y una síntesis simbólica del Brasil profundo –como
Trump lo es del EE.UU. blanco, patriarcal y conservador-, confirmando la obstinada
permanencia de ciertos trazos distintivos de su país.
Hay razones valederas para aceptar esta afinidad entre Brasil y Bolsonaro y reconocer el peso
inercial de un legado que favorece su vigencia, sin embargo, en el ciclo democrático abierto en
1985 hubo experiencias que ensayaron otro rumbo y mostraron otro rostro del país. Vale
recordar por ejemplo, las dos décadas que transcurrieron entre 1995 y 2016 (desde el primer
gobierno de Cardoso al impeachment a Dilma Rousseff), ¿acaso fueron solo un paréntesis
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dentro de una línea histórica dominada por corrientes socio-culturales profundas, férreas y
persistentes?, ¿fueron simplemente un desvío pasajero dentro de esa línea? ¿Cuál de estos dos
Brasil es Brasil?
Esta tensión, desde luego, permanecerá abierta. Aunque el pasado condiciona el presente y “la
tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”
-como sentenciaba Marx-, siempre existe margen –y esta era la secreta esperanza de Weber-,
para confiar en la acción humana y en su capacidad de intervenir en la historia en una dirección
no prevista. Esta tensión vale también para entender la cultura política de una sociedad: ella no
es estática, se reproduce al mismo tiempo que es recreada con cada nueva generación.
Vale destacar que la fractura del Brasil actual (al igual que en EE.UU.), refleja un tiempo en que
las sociedades no están simplemente divididas por conflictos de intereses sino por conflictos de
valores, por las pasiones. Como ha mostrado Hirschman (1996), existe una enorme diferencia
entre los intereses y las pasiones: mientras los primeros son negociables y susceptibles de
compromisos, la lucha por las pasiones es mucho más radical, las posiciones se vuelven
irreductibles y no dejan margen para establecer compromisos.
Este imperio de las emociones o política de las emociones (algunos capítulos aluden a este tema
cuando abordan el fenómeno de la polarización afectiva3), configura un escenario político en el
que las posiciones se vuelven irreductibles y se confunden con verdades cuasi-religiosas que no
son negociables. Esto no es una particularidad de Brasil, pero encuentran aquí un terreno fértil
pues se solapa con otras fracturas -sociales, étnicas y culturales-, que favorecen su persistencia.
6. Varios capítulos sugieren revisitar el escenario político de 2018 para descifrar las claves que
hicieron posible el triunfo de Bolsonaro y su posterior desembarco en el gobierno de Brasil.
Esta invitación a volver nuestra mirada hacia ese momento (como se aprecia en el capítulo de
Cintia Pinillos junto a María Laura Sartor, y también en el de Juan Lucca), no sólo me parece
indispensable para entender las condiciones que hicieron posible su triunfo sino también para
identificar los errores cometidos por las fuerzas democráticas que facilitaron su llegada al
gobierno.4 Sin una comprensión adecuada del fracaso en 2018 no hubiera sido posible revertir
el rumbo en 2022.
El ascenso y triunfo de un personaje considerado hasta poco antes, marginal y extravagante
como Bolsonaro, es de manual: basta revisar la literatura que describe el arribo de Hitler y
Mussolini a comienzos del siglo XX o los textos sobre la quiebra (Linz, 1987), o muerte de la
democracia (Levitsky y Ziblatt, 2018), provenientes de la ciencia política. Estos estudios
destacan en primer término, la responsabilidad de las élites democráticas por haber subestimado
a estos personajes y minimizar sus chances de llegar al poder, incurriendo en un error de cálculo
que se vuelve inmanejable -y sin posibilidad de retorno-, cuando la popularidad de estos líderes
se ha disparado.
En todos los ejemplos históricos retratados se repiten dos condiciones: el enfrentamiento, recelo
y mutua desconfianza entre las fuerzas democráticas y la subestimación del personaje en
ascenso. En el caso de Brasil, la radicalización del Partido de los Trabajadores (PT) canceló en
2018 la posibilidad de formar una coalición de centroizquierda más amplia, pero por otro lado,
el antipetismo del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), los condujo a subestimar las
posibilidades de ascenso del ex capitán del Ejército o en el peor de los casos, se subieron a la
ola de Bolsonaro, como sucedió con el gobernador electo del estado de Sao Paulo, al igual que
tantos otros dirigentes de esa misma fuerza. En el libro Cómo mueren las democracias Levitsky
y Ziblatt (2018:23) describen las “alianzas fatídicas” que hicieron posible la llegada de
Mussolini y Hitler al poder pero que también se repiten en los casos de los autócratas
contemporáneos que hoy ponen en jaque a la democracia: “una combinación letal de ambición,
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temor y errores de cálculo conspiró para conducirlos al mismo error fatídico: entregar
voluntariamente las llaves del poder a un autócrata en ciernes”.
Sobre la subestimación de estos personajes y sus ideas, -el otro aspecto de “manual” destacado
por la literatura sobre el tema-, Juan Linz (1987: 131) recuerda que “todo el mundo en Italia
coincidía en no tomar al fascismo en serio”, como reconocieron mucho tiempo después,
destacados protagonistas de aquella época.
Es posible aventurar -mediante un ejercicio contrafáctico-, que en 2018 existía margen para otro
desenlace si los actores del campo democrático hubiesen mostrado un poco del espíritu
cooperativo que prevaleció cuatro años después ante el temor de un nuevo gobierno de
Bolsonaro que consolidara su proyecto de manera irreversible. La derrota de Fernando Haddad
en 2018 (después de todo sacó 44,87% en segunda vuelta), no se explica sólo por la ausencia de
Lula y su carisma, sino también, porque las fuerzas democráticas aún mostraban una
desconfianza mutua -originada en las fuertes rivalidades y enfrentamientos mantenidos durante
los gobiernos del PT-, que obstruyó cualquier posibilidad de hacer las concesiones que
resultaban necesarias para conformar un frente más amplio.
En 2022 ya no quedaba margen para subestimar al personaje ni para mantener el recelo mutuo
que había favorecido su arribo en 2018. Pero fue necesario que Bolsonaro gobernara cuatro años
para que madurara la necesidad de una coalición más amplia y plural y reponer la antinomia
autoritarismo/democracia que dominó la agenda en los primeros años de transición. Renació así,
el mismo espíritu de cooperación que había guiado a las fuerzas democráticas en ese tiempo.
En agosto de 2022 se lanzó una carta pública en defensa de la democracia que recibió el apoyo
de más de un millón de personas entre líderes del medio cultural, intelectuales y la ciudadanía.
Era una declaración similar a la Carta a los brasileños escrita en 1977 por el jurista Godofredo
da Silva Teles que dio comienzo al proceso de democratización de Brasil (véase Avritzer,
2023). Este gesto ilustra el tono antiautoritario que asumió la campaña electoral de la oposición,
hallando un eje que sirvió de fundamento para formar una coalición más amplia.
Las bases de la coalición democrática antibolsonarista creada en 2022 estaba fundada en una
reparación de los errores de 2018. Eso se puso especialmente de manifiesto en el modo en que
se definió la fórmula presidencial. Como sostiene Avritzer (2023), es importante comprender
que Geraldo Alckmin (el actual vice de Lula, que había sido un competidor y crítico acérrimo
de los gobiernos del PT), se unió a la coalición lulista no como alguien que traería votos, sino
como alguien que representaba la idea de que las disputas pasadas no son importantes cuando la
democracia está en juego.
Esto enseña que, a diferencia del 2018, la cooperación entre las fuerzas democráticas es la
garantía para enfrentar a una derecha radical competitiva.
Finalmente, varios capítulos del libro coinciden en que Bolsonaro fue derrotado electoralmente
pero no el bolsonarismo. Eso deja una sociedad partida en dos con una polarización radical no
vista antes. Eso es cierto, pero no es menos cierto que Bolsonaro fue derrotado según las reglas
de la democracia como antes lo fue Trump. Esta derecha radical puede ser desplazada del
gobierno y frenada en su intento por permanecer si los actores democráticos articulan una
estrategia que les cierre el paso.
Los asaltos de enero (en el 2021 en EE.UU., en el 2023 en Brasil) son señales de alarma que nos
recuerdan la fragilidad de la democracia, pero en ambos casos, las acusaciones de fraude
electoral no han prosperado y finalmente se ha impuesto la normalidad institucional. Tal vez
ello se convierta en una oportunidad para su fortalecimiento, pero en el caso de Brasil, ello
requerirá de un largo proceso de reorganización de la deliberación pública que permita
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recuperar la confianza en las instituciones democráticas, poniéndolas a salvo de cualquier nuevo
intento de erosionarlas desde adentro.
Las claves para comprender esos desafíos, están contenidas en este libro. El rigor con el que son
tratados los temas y el abanico de cuestiones reunidas en sus páginas nos permiten disponer de
una mejor comprensión sobre la complejidad del proceso que atraviesa Brasil -y su posible
devenir-, desde la irrupción de Bolsonaro.
Referencias bibliográficas
Avritzer, Leonardo (2023). Cómo derrotar a un líder populista. En Leonardo Avritzer (Comp.),
La antipolítica y los desafíos de la democracia argentina. Buenos Aires: Prometeo (en
prensa).
Hirschman, Albert (1996). Tendencias autosubversivas. Ensayos. México: Fondo de Cultura
Económica.
Levitsky, Steven y Daniel Ziblatt (2018). Cómo mueren las democracias. Buenos Aires: Ariel.
Linz, Juan (1987). La quiebra de las democracias. Madrid: Alianza Editorial.
Por Osvaldo Iazetta. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Universidad
Nacional de Rosario. E-mail: osviaz@gmail.com
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