Cuadernos de Política Exterior Argentina (Nueva Época), 137, junio 2023, pp. 115-121
ISSN 0326-7806 (edición impresa) - ISSN 1852-7213 (edición en línea)
Artículo de Opinión
Vieja práctica, nuevos patrones y nuevos retos: la migración en el
hemisferio
Angelo Rivero Santos
1
Introducción
En un comunicado público emitido el 1 de junio de 2023 en celebración del Mes Nacional de la
Herencia Inmigrante en Estados Unidos y dirigido a funcionarios bajo su mando, el actual
Secretario de Estado, Anthony Blinken, expresó su reconocimiento a las innumerables maneras
en que los inmigrantes han enriquecido la cultura, la sociedad y la economía de Estados Unidos,
citando como ejemplo a dos exfuncionarios que huyeron de las guerras mundiales de la primera
parte del siglo XX y llegaron a convertirse en Secretarios de Estado del “gigante del Norte”:
Henry Kissinger y Madeleine Albright. Sin caer en el polémico y necesario debate del terrible
impacto que tuvieron sobre millones de personas alrededor del mundo las políticas propuestas,
ejecutadas y apoyadas por ambos exsecretarios de estado durante y después de la guerra fría
respectivamente, para Blinken, las contribuciones y logros de inmigrantes como Kissinger y
Albright, así como las de miles de inmigrantes que prestan servicio en el gobierno federal,
demuestran que la fortaleza de la sociedad estadounidense está en su herencia de haber sido --y
ser-- forjada por inmigrantes.
Por otro lado, dos días antes, el 30 de mayo, el ex Presidente Donald Trump, aspirante a la
candidatura por el partido republicano para las elecciones presidenciales de 2024, divulgó un
video en el cual prometió a sus seguidores que, de ganar de nuevo las elecciones presidenciales,
emitiría una orden ejecutiva en el primer día de su mandato que ponga fin al derecho
constitucional de cualquier ser humano que nazca en territorio estadounidense de ser ciudadano
o ciudadana con plenos derechos, si nace de padres en situación migratoria irregular. En su
video, e ignorando el reto constitucional que seguramente esto representaría ya que violaría la
décima cuarta enmienda de la Constitución, Trump prometió terminar con “el incentivo de la
inmigración ilegal y motivar a mucha gente que Joe Biden ha dejado entrar al país de manera
ilegal a que regresen a sus países. Deben regresar”,
2
expresó de manera enfática el ex
Presidente.
Estas dos visiones representan distintos valores y reflejan claramente las diversas actitudes
sobre la migración que se tienen en distintos sectores de la clase política de Estados Unidos en
la tercera década del Siglo XXI.
Este es un tema que también es muy palpable y controversial hoy en día en un gran número de
países en “Nuestra América” a pesar de que la mayoría de nuestras sociedades también son el
resultado de un complejo proceso migratorio, y hasta forzado por la experiencia colonial y la
esclavitud en el caso de las poblaciones originarias y afrodescendientes en el hemisferio, que ha
1
Doctor en Relaciones Internacionales (The Maxwell School of Citizenship and Public Affairs, Syracuse
University, Syracuse, N.Y., USA). Profesor para la Enseñanza y Director Interino del Centro de Estudios
Latinoamericanos (CLAS), Facultad de Servicio Exterior, Universidad Georgetown, Washington, D.C.
Este artículo refleja la opinión del autor y no la de CLAS ni la de la Facultad ni la Universidad donde
presta servicios.
2
El video está disponible en la siguiente dirección: https://www.youtube.com/watch?v=gankXvAXS7k
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hecho de nuestras sociedades “culturas bridas”, para tomar prestado el concepto del
antropólogo argentino Néstor García Canclini en su afamado libro Culturas Híbridas:
Estrategias para entrar y salir de la modernidad, publicado en 1990.
En los últimos quince años, esta vieja práctica de la migración ha experimentado un cambio
importante en sus flujos y patrones en nuestro hemisferio y, como resultado, ha representado
nuevos retos para nuestras sociedades y gobiernos.
Vieja Práctica
La movilidad humana y la migración son prácticas que se remontan siglos y que en nuestros
tiempos se ven afectadas por la desinformación y por la “polarización perniciosa” que
observamos en distintas sociedades en nuestro hemisferio. Según la Organización Internacional
para las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas, en el año 2020, 3.6% de la población
mundial eran migrantes o personas que se habían movilizado a través de fronteras
internacionales para residenciarse en un país distinto al de sus países de origen. Esta cifra
representa alrededor de 288 millones de personas, es decir, una relativa minoría del total de
habitantes del planeta estimado por Naciones Unidas a principios de 2023 en 8.000 millones,
incluyendo 658 millones en nuestra región.
Las características del proceso migratorio varían de lugar en lugar y dependen de las
circunstancias propias, no sólo de los países de origen, sino también la de los países de tránsito
así como la de los países receptores de migrantes. La motivación de un ser humano para emigrar
de su país de origen también varía de lugar en lugar y tiene que ver, en parte, con la búsqueda
de mejores oportunidades económicas, la movilidad laboral, la persecución religiosa, étnica,
sexual y política, el crimen y la inseguridad, así como el desplazamiento, a causa de desastres
naturales, debido al cambio climático. La pandemia del COVID-19 tuvo un gran impacto en los
flujos migratorios ya que redujo el flujo de migrantes transnacionales, pero aumentó el
desplazamiento interno a raíz de conflictos políticos como ocurrió en Yemen, o por la
inestabilidad económica y política como fue el caso de Venezuela.
En la actualidad, la cobertura mediática de procesos migratorios tiende a resaltar las
externalidades negativas de estos procesos sobre todo en materia de seguridad ciudadana y en el
costo financiero que representa dicha migración para los países de tránsito y para los países
receptores. Al mismo tiempo, dicha cobertura tiende a ignorar los beneficios socio-culturales y
económicos que tienen los migrantes en los países receptores. Vale la pena recordar que, según
cifras del Compacto Global para las Migraciones de Naciones Unidas de 2018, durante el 2017,
los inmigrantes a nivel global enviaron 15% de sus ganancias a sus países de origen, el
equivalente a unos US $ 600.000 millones en remesas. Lo que significó más de tres veces lo que
se invirtió en ayuda internacional para el desarrollo en ese mismo año. Es decir que el restante
85% lo gastaron consumiendo bienes y servicios e invirtiendo en los países receptores. No
existen cifras actualizadas post-pandemia de estos beneficios, sobre todo en los países de
América Latina y el Caribe. Pero valdría la pena preguntarse, por ejemplo, cual ha sido la
contribución real de la migración venezolana a las economías de países en América del Sur en
relación a los costos que ha causado a dichos gobiernos, o cual ha sido la contribución real de
los migrantes nicaragüenses a Costa Rica, solo por citar dos ejemplos contemporáneos con los
cuales el lector podrá relacionarse.
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Nuevos Patrones
No ha habido región en el mundo que haya experimentado más cambios en sus flujos y patrones
migratorios durante los últimos quince años que el hemisferio occidental. Según un informe
publicado por el reconocido Instituto de Políticas Migratorias (MPI) en abril de 2023, entre el
2010 y el 2022 se duplicó el número de migrantes que viven en América Latina y el Caribe,
aumentando de 8.3 millones a más de 16.3 millones respectivamente. Es importante resaltar
que, contrario a los flujos experimentados durante la segunda parte del siglo XX, cuando los
destinos de los emigrantes de la región solían ser Europa, Estados Unidos o Canadá, este
aumento en la migración se ha dado entre países de la región.
En la segunda mitad del siglo XX y a principios del siglo XXI, distintos conflictos políticos y
desastres naturales forzaron desplazamientos de muchos ciudadanos de países como Argentina,
Chile, Perú, Haití, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Colombia a países
vecinos, tal como fue el caso de muchos colombianos que emigraron a Ecuador y a Venezuela a
causa del conflicto interno en ese país; muchos haitianos que emigraron a República
Dominicana y otros países del Caribe insular y continental; así como muchos centroamericanos
que emigraron a México y a Estados Unidos huyendo de guerras civiles, inseguridad ciudadana
y buscando mejores oportunidades económicas.
Según demuestran los datos del MPI, estos flujos y patrones migratorios comenzaron a cambiar
después del 2010, cuando los efectos del cambio climático y distintas crisis económicas y
políticas en distintos países de la región comenzaron a tener un efecto sobre sus poblaciones.
Esto incluye el caso de Venezuela que además ha experimentado brutales sanciones económicas
y petroleras que han afectado negativamente su desempeño económico desde el 2016. Es así,
como se acentúa el desplazamiento de millones de venezolanos a distintos países del continente,
al igual que el desplazamiento de cientos de miles de cubanos, haitianos y ciudadanos del
triángulo norte centroamericano (Guatemala, El Salvador y Honduras) hacia México y Estados
Unidos. En el caso de Venezuela, el MPI y la OIM estiman que más de 6.5 millones de
venezolanos han salido de ese país desde el 2015 hacia Europa, América del Norte y otros
países de América del Sur y el Caribe, incluyendo aquellos que gozan de doble ciudadanía y que
han encontrado albergue en esos otros países donde también son ciudadanos.
Aunque el caso venezolano es el que más ha impactado a la comunidad internacional y el que
más ha captado la atención de los medios de comunicación, se puede observar que no es el
único en el hemisferio. Dentro de estos nuevos flujos migratorios desde el 2010 se encuentra el
de cientos de miles de haitianos que, ya sea por la crisis política que ha afectado a ese país por
décadas o por desastres naturales como el terremoto de 2010, se han visto en la necesidad de
emigrar a países como República Dominicana, Chile, Brasil y Estados Unidos; o el caso de
nicaragüenses que se han visto en la necesidad de salir de su país desde el 2018 debido a la
crisis política existente. Solo para mencionar uno de los destinos de esta población migrante,
Costa Rica ha recibido más de 200,000 solicitudes de asilos de nicaragüenses desde 2018, sin
contar los cientos de miles que han intentado llegar no solo a Panamá sino también a Estados
Unidos.
Lo que más impresiona de los últimos datos disponibles a través del MPI y de la OIM sobre los
cambios en los flujos migratorios en el hemisferio, es el aumento de cruce de inmigrantes por el
peligroso e inhóspito Tapón del Darién, una región selvática y pantanosa ubicada en la frontera
entre Colombia y Panamá de más de 140 kilómetros de largo el cual representa la única ruta
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terrestre que une a la América del Sur con Centroamérica, siendo el primer tramo del camino de
migrantes con destino hacia México y Estados Unidos. Según el MPI, desde el 2021, el Tapón
del Darién experimentó un incremento exponencial de cruce de inmigrantes. Mientras que en el
período del 2014 al 2020 el Darién experimentó aproximadamente 110,000 cruces, en el año
2021 se reportaron 134,000 cruces y en el año 2022 se reportó una cifra récord de 248,000.
Aunque los cruces hasta el 2020 eran principalmente de haitianos y cubanos, se incrementó el
número de cruces de venezolanos y ecuatorianos desde el 2021, e incluso de migrantes africanos
y asiáticos que intentan cruzar el Darién para llegar a México y, en miles de casos, al soñado
destino que es Estados Unidos.
Los casos de México y Estados Unidos merecen especial atención
Hoy en día, tal y como lo indican los datos de la OIM, México es un país no solo de tránsito,
sino también de origen y destino de inmigrantes. Los eventos de personas en situación
migratoria irregular en México aumentaron de un poco más de 182,000 en 2019 a un récord de
más de 444,000 en 2022, siendo los principales países de origen de los inmigrantes Honduras,
Venezuela, Guatemala, Colombia y Ecuador. Asimismo, en los últimos veinte años, la
población inmigrante en México ha aumentado en un 123%. Para complementar la complejidad
del caso mexicano, las últimas cifras disponibles indican que 11 millones de mexicanos hacen
vida fuera de México, superado solo por la India. Tal es la importancia de esta población que la
Secretaría de Relaciones Exteriores creo en el 2003 el Instituto de los Mexicanos en el Exterior
(IME) el cual fue diseñado para atender las necesidades de ciudadanos que hacen vida fuera del
país. Adicionalmente se estima que existen 38 millones de estadounidenses de origen mexicano
que radican en Estados Unidos. La importancia económica de estas diásporas mexicanas se
refleja en su contribución al producto interno bruto del país. Según el Banco de México, los
mexicanos en el exterior, principalmente aquellos en Estados Unidos, enviaron US $ 58.497
millones en remesas en el 2022, lo que representó el 4% del producto interno bruto en el mismo
año, una cifra récord para el país.
3
La situación migratoria en México está directamente relacionada a las políticas migratorias de
su vecino del norte, Estados Unidos, el deseado destino de una gran parte de los migrantes que
atraviesan el territorio mexicano desde el Tapón del Darién y Centroamérica. Aunque es
imposible abarcar las complejidades de la migración y las políticas migratorias estadounidenses
en este artículo, es importante destacar que el tema migratorio ha sido por cadas un tema
central del debate político en el país. Dicho debate se centra alrededor de temas que buscan un
equilibrio entre la seguridad nacional, el mercado laboral, las oportunidades de empleo, el
crecimiento económico y temas de índole humanitario. Según el censo de 2020, un 14% de la
población de 332 millones, o unas 45 millones de personas, son inmigrantes, cifra que aumenta
a 26% si se suman los hijos de inmigrantes nacidos en Estados Unidos. Hoy en a se estima
que la población en situación migratoria irregular alcanza los 11 millones de personas. En junio
de 2022 había aproximadamente 2 millones de casos legales pendientes en las cortes migratorias
del país de personas en esa situación.
En relación y en respuesta a los patrones y flujos cambiantes en América Latina y el Caribe, es
importante resaltar que los cambios en las políticas migratorias estadounidenses desde el 2016
han tenido un gran impacto en los flujos migratorios ya descritos y, sobre todo, en la manera en
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Para más información, ver el reporte analítico del Banco de México del 2 de mayo de 2023.
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que México ha dado respuesta a las poblaciones migrantes en tránsito por su territorio. Se
podría aseverar que ninguna política ha sido más controversial e impactante como la llamada
Título 42, implementada por la administración del Presidente Donald Trump durante la
pandemia del COVID-19 bajo la excusa de prevención sanitaria y que expiró el pasado 11 de
mayo. Bajo el Título 42, Estados Unidos ejecutó alrededor de 2.5 millones de deportaciones
entre marzo de 2020 y diciembre de 2022, y un número similar en el mismo período bajo el
Título 8 de la ley de inmigración vigente, el cual establece que cualquier migrante que entre a
territorio estadounidense de manera ilegal y no tenga bases legales para permanecer en el
territorio puede ser deportado. Adicionalmente, en 2022, la policía fronteriza en el sur de
Estados Unidos reportó 2.6 millones de detenciones de inmigrantes intentando entrar al país sin
los permisos legales correspondientes. Como se ha de esperar, estas deportaciones y arrestos
ponen presión no sólo sobre México y Estados Unidos, pero también sobre los gobiernos de los
países de origen de los inmigrantes, asumiendo que estos regresan a sus países de origen una
vez que no pueden permanecer en Estados Unidos.
Nuevos Retos
Estos nuevos patrones y flujos migratorios han sido un enorme reto tanto para los gobiernos
como para las sociedades de tránsito y receptoras de migrantes en la región. Esta nueva realidad
ha obligado a la reforma legal del tema migratorio en muchos países, y ha desatado interesantes
debates acerca de cómo acoger a los nuevos migrantes de países vecinos.
Las respuestas gubernamentales no han sido uniformes y la respuesta regional ha sido
ineficiente. Por su magnitud, el caso de la emigración venezolana obligó a la firma del acuerdo
regional enmarcado en la “Declaración de Quito Sobre Movilidad Humana de Ciudadanos
Venezolanos en la Región”, firmada en septiembre de 2018 por varios países de la región.
4
La
misma llama al intercambio de información con el propósito de articular una respuesta
coordinada al reto de la migración venezolana. Mas allá de este intento de coordinación regional
sobre el caso específico de la migración venezolana, no ha habido un esfuerzo similar a nivel
regional para coordinar los retos que representan los nuevos patrones y flujos migratorios que
van más allá del caso venezolano. Está por verse cuál será el accionar y resultado de la
Declaración de Los Angeles de 2022 sobre Migración y Protección firmada por 21 países del
hemisferio en la última Cumbre de Las Américas, pero que no incluye a la mayoría de los países
generadores de migrantes en los últimos años, como lo son Cuba y Venezuela.
En este sentido, muchos migrantes venezolanos han corrido con mejor suerte en el trato que
distintos gobiernos les han dado en comparación a otras poblaciones migrantes, como los
haitianos en República Dominicana, quienes en el 2013 fueron víctimas de una sentencia
judicial que privó de la ciudadanía dominicana a más de 200,000 ciudadanos nacidos en el país
caribeño de padres y antepasados haitianos. O la de miles de familias centroamericanas
deportadas de Estados Unidos quienes además han sido separadas en el proceso de deportación.
Por ejemplo, durante los primeros dieciocho meses de la administración de Donald Trump, y
según datos oficiales presentados ante una corte federal en San Diego, California, en julio de
2018, 2,531 niños y niñas fueron separados de sus padres en la frontera entre México y Estados
4
La Declaración de Quito se puede leer en esta dirección:
https://www.cancilleria.gob.ec/2018/09/04/declaracion-de-quito-sobre-movilidad-humana-de-ciudadanos-
venezolanos-en-la-region/
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Unidos mientras intentaban ingresar al país.
5
Desde entonces, estas separaciones han
continuado.
Aunque los gobiernos de la región generalmente han demostrado solidaridad con muchos
migrantes, esta solidaridad no siempre se ha traducido en la aceptación social de migrantes por
parte de la ciudadanía de muchos países. En varios estudios de opinión pública de los últimos
cinco años se observa un aumento en la xenofobia en las sociedades receptoras y un deterioro
sobre la percepción ciudadana hacia el inmigrante. Por ejemplo, se asocia erróneamente al
inmigrante con un aumento generalizado en la criminalidad, o se le ve como una amenaza, ya
que puede competir por plazas de trabajo. Esto causa un reto adicional para la cohesión social
necesaria para promover el bienestar nacional y regional en un hemisferio cambiante y en
situaciones de gobernabilidad que, de por sí, ya eran complejas.
Esto es evidente para cualquier persona que haya transitado las calles de Lima, Bogotá, Santo
Domingo o Santiago de Chile en los últimos años y se haya atrevido a tener una conversación
franca sobre la realidad migratoria de hoy en las calles de esas ciudades. Sin mencionar las
manifestaciones xenofóbicas, racistas y anti-inmigrante de distintos sectores políticos de la
región que utilizan el tema de la migración para sembrar miedo en sus poblaciones e intentar
ganar votos, como fue el caso del candidato de Acción Republicana José Antonio Kast en Chile,
quien en su campaña presidencial en septiembre de 2021 prometió expulsar a todos los
inmigrantes de su país, días después que ciudadanos en la ciudad de Iquique atacaran un
campamento de inmigrantes mayormente venezolanos y colombianos. Este es el sentimiento
xenófobo y anti inmigrante que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en el
2016, y el cual está hoy ena latente en distintos sectores de la sociedad estadounidense, tal y
como lo demuestra la reciente declaración del ex Presidente Trump citada al principio de este
artículo.
La gran enseñanza de los últimos quince años es que los retos que presentan los nuevos flujos y
patrones migratorios deben plantearse desde un enfoque regional. Esto permitiría, no solo
mejorar la gobernabilidad de la migración a nivel nacional, sino también enfrentar los desafíos
asociados con la migración en el hemisferio y a poder fortalecer la contribución de las
poblaciones migrantes al desarrollo de los países receptores y de toda la región.
Quien ha emigrado entiende la incertidumbre y los enormes desafíos que se enfrentan para
lograr una integración efectiva en la sociedad receptora. Pero a través del tiempo también
entiende las grandes contribuciones que hace el inmigrante a la innovación, el bienestar y la
diversidad de la sociedad receptora. Esa es la historia, en gran parte, de las sociedades de
“Nuestra América”, y la de Estados Unidos. Se me dificulta pensar que los hijos o nietos de
exiliados chilenos en Estados Unidos que tuvieron que salir durante la dictadura de Augusto
Pinochet, en la cual Henry Kissinger jugó un papel clave, compartan con el Sr. Blinken lo que
considera son los méritos del exsecretario inmigrante en los que basó sus sinceras palabras de
felicitaciones a sus funcionarios en el comunicado emitido el 1 de junio de los corrientes. Lo
mismo ocurre con los familiares de los niños iraquíes que murieron debido a las acciones
estadounidenses durante la década de los 90, y la posterior invasión a Irak en el 2003, en las
cuales Madeleine Albright también jugó un papel importante. Quiero darle el beneficio de la
5
Ver éste reporte de la BBC Mundo del 30 de julio de 2018: https://www.bbc.com/mundo/noticias-
internacional -45013007
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duda al Sr. Blinken y creer que se refería, en general, a las grandes contribuciones de los
inmigrantes a las sociedades receptoras, sean quienes sean y vengan de donde vengan, opinión
que el “trumpismo” hemisférico no pareciera compartir. Así como lo hicieron nuestros
antepasados, ojalá logremos entender las contribuciones que continúan haciendo los inmigrantes
a nuestra “cultura híbrida” para así forjar una mejor América. Por mi parte, yo hubiese
preferido que el Sr. Blinken recordara a los inmigrantes que con trabajo, dedicación y empeño
contribuyen, día a día, a la construcción de un hemisferio nuevo y más justo.
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TRABAJO RECIBIDO: 13/06/2023
Esta obra está bajo una licencia internacional https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/
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