Cuadernos de Política Exterior Argentina (Nueva Época), 137, junio 2023, pp. 5-24
ISSN 0326-7806 (edición impresa) - ISSN 1852-7213 (edición en línea)
En lo que respecta al comercio, se había liberado entre el 90 y 95% de los aranceles de
productos tropicales y manufacturas africanas, mientras los países andinos tuvieron una
cobertura del 50% en los años 70 y 80. Aunque se violaba los acuerdos de trato no
discriminatorio del GATT, la justificación fue que Latinoamérica tenía un mayor nivel de
desarrollo.
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El mismo “Director General de Relaciones Internacionales, Roy Denman decía que
América Latina era la clase media del mundo en desarrollo [y que] aún querían que se les trate
como proletariado” (Grilli, 1993, pp. 231- 234). La división entre países pobres es algo que
Europa mantiene en la actualidad.
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No analizaremos en detalle las condiciones de los acuerdos
con los países africanos, pero se puede decir que las naciones andinas recibieron un trato más
clientelar que de socios.
A pesar de que las relaciones de comercio y cooperación parecían consensuadas, la Comunidad
Europea tomaba decisiones unilaterales. El bloque determinaba cuánto, a quiénes y bajo qué
condiciones se asignaba la cooperación, lo cual aplicaba tanto para el SGP como para los
programas de donaciones. Es por esta razón que puede considerarse que la Comunidad Europea
ejercía un tipo de imperialismo, que a pesar de no ser tan coercitivo no tomaba en cuenta la
opinión de sus socios. “Un poder civil y el imperialismo blando restan en la capacidad de
imponer valores y normas, y también cuando las negociaciones se llevan más por imposición
que de una manera simétrica y dialógica” (Hettne y Söderbaum, 2005). La gobernanza e
inserción europea en los países andinos tiene mucha relación con las concesiones de
cooperación, que a pesar de mostrarse como una ayuda no dejaba de ser impuesta.
De manera paralela al comienzo de las relaciones de cooperación, los créditos europeos
crecieron exponencialmente en Latinoamérica. Entre 1973 y 1981, la región había llegado a
absorber casi la mitad de la deuda privada del mundo. El alto precio de los bienes primarios
hizo que fluyeran grandes cantidades de recursos, gracias a la falsa confianza que suelen generar
los mercados. Entonces, las tasas de interés resultaron ser bastante atractivas para los países
latinoamericanos, ya que entre los años de 1975 y 1981, fluctuaron entre el 1 y el 5%, acorde al
índice del London Interbank Offer Rate- LIBOR (Bertola y Ocampo, 2010, pp. 217-218). Si
bien existieron mayores ingresos por el incremento de precios en las materias primas en los
países latinoamericanos, también creció exponencialmente su deuda.
En los países andinos, la deuda se incrementó más de un 370% entre 1975 y 1980, siendo
Ecuador el país más afectado en términos de crecimiento porcentual (véase tabla 3). Cerca de
dos tercios de los créditos para Latinoamérica provinieron de bancos de Estados Unidos y el
resto de tenedores europeos y japoneses (Talavera-Deniz 1983, 8).
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La internacionalización de
Europa en los países andinos tuvo más que ver con la penetración de sus mercados financieros
que con una cooperación entre iguales. En este contexto, los fondos de cooperación jugaron un
papel marginal en las finanzas andinas, y fueron parte de la estrategia de intervencionismo
europeo que combina cooperación con penetración de mercados.
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Según Hettne ySöderbaum
(2005), en el imperialismo blando el interés del más fuerte prevalece sobre el del más débil.
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En el GATT las demandas realizadas por los países en desarrollo tuvieron poca atención por parte de
otros miembros con más poder en la organización, como Estados Unidos. Por su parte, la Comunidad
Europea justificaba la diferencia en el trato para productos latinoamericanos, diciendo que el SGP que
había puesto en marcha era “progresivo, más flexible y menos restrictivo” (Grilli 1993, p. 245).
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Sobre este tema,Alonso (2016) menciona que la mayor cantidad de pobres del mundo se concentra en
países de renta media. En la actualidad, cerca de 1000 millones de personas en situación de pobreza viven
en países de renta media y casi 300 millones en países de renta baja (p. 112).
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Gran parte de los créditos que se otorgaron se conocen como créditos en consorcio, en donde existe un
banco director y varios co-directores. Los directores “colocaban los recursos y reunían la parte restante de
otros bancos interesados en participar”. Entre los principales organizadores de consorcios se encontraban
cuatro bancos alemanes y dos bancos franceses (Estay, 1994, pp. 107–108).
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Actualmente representan entre alrededor del 0,3% el PIB de los países andinos.
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