Cuadernos de Política Exterior Argentina (Nueva Época), 136, diciembre 2022, pp. 147-152
ISSN 0326-7806 (edición impresa) - ISSN 1852-7213 (edición en línea)
En este contexto de pesadumbre, La propuesta de una política exterior NAA se configura, creo
yo, como un manifiesto político que busca orientar a las cancillerías de nuestros países. Digo
manifiesto, pues hay un fuerte componente normativo en el libro, a saber, que supone que se
puede y se debe asumir una política exterior no alineada. Los editores lo plantean de la siguiente
manera: “De ahí nuestra propuesta de NAA para América Latina. Ha llegado la hora de poner
fin a la creciente marginalidad de la región, marginalidad que se alimenta a sí misma y
autoperpetúa una involución que para muchos pareciera no tener remedio. Por nuestra parte,
creemos que sí tiene remedio. Este conlleva asumir su propio destino y no dejarlo en manos de
otros.” (Fortin et al. 2021, 19).
En esta reseña repasaré brevemente tres puntos sobre este manifiesto, a saber, (a) ¿Qué implica
una política exterior no alineada en la práctica para un país latinoamericano? (b) ¿Qué trabajos
teóricos de las relaciones internacionales servirían para bajar esta agenda normativa a una
agenda de investigación empírica? Y (c) ¿Cuáles son los principales obstáculos de la propuesta
del NAA según los propios autores?
La definición de una política exterior de NAA
¿Qué implica una política exterior no alineada en la práctica para un país latinoamericano? Si
bien el libro no ofrece una definición unísona de cómo se traduce en la práctica una política
exterior inspirada en la doctrina del NAA, mi lectura del libro es que una política exterior de
NAA se resume en (a) reforzar fuertemente el multilateralismo, y (b) diversificar los socios
comerciales. Sin embargo, los diferentes autores sugieren diferentes vías para ambos puntos:
Para el primer punto los autores proponen reforzar la participación de América Latina en los
foros de BRICS, IBSA, y en los bancos de desarrollo multilaterales Banco Asiático de Inversión
en Infraestructura y Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS (Fortin et al. 2021, 21). Ominami
agrega que el punto de partida de un proceso de este tipo debería ser el de un acuerdo regional
para dotar al Banco Interamericano de Desarrollo y a la Corporación Andina de Fomento de
liderazgos, involucrar a Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU y
aprovechar financiamiento de la Unión Europea (Ominami 2021, 232-234). Respecto a lo
segundo, se propone inspirarse en la propuesta de autonomía estratégica europea (Heine 2021,
47), incluso, para Armijo, en la política comercial de Canadá (Armijo 2021, 125). Se sugiere
diversificar las canastas comerciales intentando mayor intercambio con África, y reforzar y
tener presente que “para 2050 siete de las diez mayores economías del mundo serán del Sur
Global” (Fortin et al. 2021, 22-23).
Sobre cómo aprender de los antecedentes históricos, mi lectura del libro es que hay dos
interpretaciones entre los autores respecto a qué antecedentes sirven como inspiración a una
política exterior de NAA, ilustrada en el contraste que se lee con claridad comparando los
capítulos de Insulza y Taiana, ambos excancilleres de Chile y Argentina, respectivamente. Por
un lado, Taiana sugiere recuperar planteos de la política exterior de Tercera Posición de Juan
Domingo Perón y del Movimiento de Países No Alineados, y trabajar sobre La Escuela de la
Autonomía, representada por los trabajos de Juan Carlos Puig en Argentina y Helio Jaguaribe en
Brasil (Taiana 2021, 327). Para Insulza (también Savio, en su capítulo), por el contrario, el
Movimiento de Países No Alineados no debería ser una guía, pues acabó convirtiéndose en un
instrumento más de la Guerra Fría, que “distribuía sus recursos de acuerdo a la mayor o menor
fidelidad política de los gobiernos, sin exigir las reformas pactadas y, a veces, sin siquiera
cumplir la condición de respeto a la democracia” (Insulza 2021, 312), además porque el
Movimiento de Países No Alineados fue principalmente un movimiento de descolonización
(Savio 2021, 170-173). Desde esta mirada, el G77 es el antecedente histórico que mejores
lecciones ofrece para el NAA. Creo que este es un debate que queda abierto, sobre el cual vale
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